LO QUE CONSTRUIMOS Y DESTRUIMOS


A pesar del helado de kiwi me puse a llorar. El llanto vino así, solo, mientras una amiga boquiabierta no le quedo más que hacerme reír. No hay nada más inaudito que una lagrima que brote de la nada, a modo de protesta, haciendo que se desborone por brevísimos segundos esa pared de metal, cemento, alambre de púa, piedra, ropa, sal, risas, tierra, jabón, y de todo lo que nos encontramos en el transcurso de una vida que sirva para engañar a los demás y a nosotros mismos de lo que tenemos adentro.



0 comentarios:

Publicar un comentario